EL FUTURO
Hola a todos!
Hoy me gustaría hablaros de la educación que me
gustaría que hubiera en el futuro, para poder mirar atrás y reírme de todo lo
que no se está haciendo bien a día de hoy.
En primer lugar, me gustaría que no fuera una educación
atada a materias específicas, ni el trabajo individual del estudiante, sino al
desarrollo de habilidades como la comunicación, la creatividad y el pensamiento
crítico.
Por otra parte, y según la UNESCO, lo que más preocupación
y más esperanza genera a alumnos y profesores es:
Los alumnos coincidían en una preocupación por la corrupción, la desigualdad social y económica; la
inaccesibilidad y la poca calidad de la educación; mostraron una
agravada preocupación -convertida casi en miedo- por la contaminación, el medio ambiente y los cambios climáticos.
Algunos de los conceptos más repetidos fueron brecha y desigualdad. Las y los
profesores, por su parte, indicaron como preocupación la inaccesibilidad de la
educación, la desinformación y el mal manejo de la tecnología, los extremismos
y polarizaciones ideológicas; el aislamiento reciente; la poca evolución en la
evaluación educativa; la pobre gestión política, las brechas sociales y los
antivalores. Una frase que resonó fuerte fue “Concibo que la educación está
haciendo la brecha de desigualdad todavía más grande”.
En cuanto a la esperanza, ambos grupos presentaron
ideas muy distintas. Los alumnos plantearon a la tecnología como esperanzadora ante la salud y la educación; sin
embargo, reflejaron una clara conciencia de que su mal manejo seguirá abriendo las brechas para favorecer a los sectores
privilegiados fomentando la marginación, la desigualdad, la
desinformación y la pereza mental. Un punto particular entre las respuestas de
los alumnos es que se observaron muy comprometidos con ellos mismos y su
responsabilidad como ciudadanos: “El
cambio no está en otros, sino en uno mismo: la responsabilidad del cambio es de
todos”, “Me da esperanza creer que somos nosotros quienes vamos a modificar el
futuro, somos una nueva generación que va a impulsar cambios, que generaciones
pasadas no pensaron en hacer”.
Muy distintas fueron las
respuestas en los grupos de profesores: se
comentó reiteradamente que la esperanza estaba refrendada en la observación de
generaciones más conscientes, interesadas y comprometidas con la ciudadanía
local y mundial. Los profesores comentaron que observaron una educación más
intrapersonal en reconocimiento de necesidades personales, lo que genera
esperanza en las formas en las que la propia persona cuida de sí misma.
Tanto alumnos como profesores manejaron el concepto de
brechas y desigualdades por diferentes factores económicos, educativos e
ideológicos como una preocupación presente y futura. Hubo una diferencia grande en cuanto a la esperanza, pues los profesores
observan la esperanza en las futuras generaciones y las generaciones jóvenes en
el buen uso de la tecnología.
Si les preguntan, cuáles deben ser
los objetivos colectivos de esta educación del futuro nos dicen que:
Coincidentemente ambos grupos hablaron de cuatro
características que debieran ser conceptos colectivos: Inclusión, Persona,
Presente y Democratización de los saberes.
1. Educación inclusiva
Un objetivo debiera ser combatir el rezago y las diferencias, enfocarse en
tomar en cuenta a todos y las habilidades individuales de cada uno. Un punto de encuentro
fue que la inclusión se tomara desde la posibilidad de personalizar la
educación para adaptarla a los intereses particulares: “Hay
alumnos que creen que no se les entiende y no se ve su talento porque no se
potencian los talentos individuales”. Se habló de una educación en donde todas
y todos cuenten.
2. Educación enfocada en la persona
Se comentó que un objetivo debería ser fomentar la autoconfianza y la
seguridad, dar herramientas para conocerse, ser feliz y construir el
propósito de vida, centrarse en la salud mental y emocional, en
forjar el carácter y fomentar la ciudadanía responsable. Los
alumnos hablaron de la persona y del ciudadano, para ellos “enfocado en la
persona” es quitar los tabúes de la educación sexual, retar el pensamiento
crítico, formar en derechos humanos y en el reconocimiento de la dignidad
humana: “El desarrollo de la empatía va a ser súper importante, para que se
entienda que la sociedad somos todos”, “El objetivo colectivo
debería ser el fomento de valores que debe tener un ser humano para entender el
espectro de la dignidad humana”, “La educación debiera ser perfect fit”.
3. Educación para el presente
En ambos grupos, se abordó desde los por qué y los para qué de lo que se
enseña. Comentaron que una educación debiera ser mucho más práctica,
centrada en los problemas reales y complejos a los que se
enfrentan los alumnos actualmente, una educación centrada en la ciudadanía,
basada en retos y problemas actuales, comprendiendo cabalmente por qué y para qué
se aprende.
4. Democratización de los saberes
Ambos grupos reconocieron que no todas las
disciplinas tienen el mismo valor y que por ello se favorecen más unos
aprendizajes que otros. Valorar todas las materias por igual fue un comentario
común y sumado a los objetivos colectivos anteriores, comentaron que valorar por igual es
muy distinto a evaluar de la misma manera a todos: “Hay demasiada
diversidad como para querer estandarizarnos a todos”.
Pregunta # 3:
¿En el futuro, cómo debería cambiar aquello que aprendemos, cómo aprendemos y
dónde aprendemos?
Los
enfoques de las respuestas fueron totalmente coincidentes y se abordaron más
los puntos en cómo y en dónde se aprende.
·
Sobre el dónde se aprende
Comentaron que no solo la escuela debe ser el
espacio destinado al aprendizaje: se propusieron espacios abiertos, sin aulas,
a ritmo personalizado, con aprendizaje entre pares, basado en proyectos
y retos, fomentando el error como forma de conocimiento, y cambiando
el rol del profesor por el de “árbitro” o asesor de proyectos: “Me encantaría
que fuera más experiencial”.
·
Sobre el cómo aprendemos
Ambos, enfáticamente propusieron aprendizaje de
habilidades básicas cómo la autonomía, autogestión, autoconocimiento,
automotivación y autodescubrimiento, propusieron preguntas
base: “qué quieres hacer?”, “debemos poner la educación en manos del que está
aprendiendo, ¿qué te gusta a ti aprender?, ¿qué quieres saber?, ¿qué quieres
descubrir del mundo?”.
Una
coincidencia fuerte se dio al momento de hablar de la evaluación: “Deben
cambiarse las formas en que se valora y se evalúa el aprendizaje”, “Las calificaciones
te hacen comparable y eso no es correcto”, “Una evaluación numérica no es lo
que tú eres. Un número no determina lo que eres capaz de hacer”.
En este punto volvió a retomarse la idea de dar el mismo valor a todas las
asignaturas y evitar los exámenes que limitan a una persona a lo cuantitativo.
Ambos grupos estaban a favor de involucrar y responsabilizar a las familias en
la educación, incluirlos en el diálogo y en proyectos de valores o
ciudadanía.
Y vosotros, ¿qué opináis?
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